Cuando llegué al Continente por primera vez,
las ciudades con categoría de tal: Lisboa, Madrid,
no podía entenderlas sin mi composición de lugar
estrictamente canario, hasta que me di cuenta que
existía el más allá, ancho y ajeno.
(E. A., 1999a: 8)
Aquellos años veinte y treinta del siglo XX fueron vitales para el joven Elfidio Alonso Rodríguez (1905-2001), quien descubría un mundo más allá de las islas. Transcurridos 70 años, mirar hacia esa década los resumió en un artículo titulado «Cuando un grupo de estudiantes canarios residentes en Madrid decidimos decir: no» (1999b: 8). Estudiar medicina en Madrid fue la excusa para salir de la isla, Tenerife. Allí se apasionó por el periodismo, pero sobre todo por la política, la cual le llevó a lo más alto, pero también al exilio (1939).
Elfidio desde joven manifestó su erudición y su espíritu crítico que plasmó a través de sus columnas periodísticas. Su vocación frustrada, la literatura, con una única obra Los guanches en el cabaret. No sé por qué no volvió a escribir ficción. Se lo pregunté, nunca me contestó. Le apasionaba la actualidad, la realidad vivida y sus contextos. Tenía dotes de contador, animaba las tertulias y reuniones con sus historias llenas de vivencias. Nunca lo escuché en sus últimos años en la isla contar o escribir en lo privado relatos imaginarios, pero sí fue un ávido lector, lo cual permeó toda su obra y pensamiento.
Se codeó con lo más granado de Canarias y España tanto en la cultura como en la política o el periodismo del siglo XX. Así lo reflejó en su obra articulista que traspasa el continente europeo.
1. Su vocación, escribir. Primeros escritos y Los guanches en el cabaret
El primer artículo lo publica el 27 de diciembre de 1927 cuando solo contaba con 22 años. Lo hace en La Prensa dirigida por Leoncio Rodríguez, periódico con más difusión de Santa Cruz de Tenerife, y lo titula «Últimos y antepenúltimos» (1927). Escribió también en La Tarde, de Víctor Zurita, y en un diario transitorio: Informaciones de Santa Cruz de Tenerife, quien dirigió Ismael Domínguez y fundó Rafael Peña León, quien también creó la Editorial Hespérides, donde se difundieron libros de los desconocidos valores de la isla. Desde la editorial se arriesgaron a animar a los escritores tinerfeños. Crearon recopilaciones abiertas a cualquier estilo, sin restricciones, donde los jóvenes interesados en la creación literaria vieron un espacio para adentrarse en el mundillo de la literatura, y se acercaron a ella.
Elfidio Alonso se acercó a la editorial y en la colección «Novelistas canarios» publicó a finales de 1928 Los guanches en el cabaret, su única obra de ficción. Obra que ridiculizaba los poemas típicos de los juegos florales, donde los poetas de la época emulaban con variaciones las temáticas del poema de Viana. Eduardo Westerdahl opina en La Prensa sobre dicho texto literario: «He aquí el grato sabor de su lectura para los verdaderos jóvenes de la isla. Ha sido el escamoteo de un regionalismo. Su luz potente ha borrado del telón regional el film de una literatura endeble» (1928).
El pintor gomero José Aguiar ilustró la portada con inteligentes dibujos que explicaban con corrección su pensamiento. En esos momentos ambos compartían una disputa con el Círculo de Bellas Artes, lo cual los unía no solo en lo creativo sino también en sus ideas (1998d: 4). En esta época, Elfidio forma parte activa del Ateneo de La Laguna y llega a ser secretario de la sección de Ciencias en la Junta General en julio de 1928. Es ahí donde cultiva uno de sus principales divertimentos: la tertulia, como lo confirma al escribir:
De lo que estoy seguro es de que en el periodo de 1927 al 1929 era asiduo tertuliano, pues estuve más de dos años en Tenerife convaleciente, de lo que Tomás Morales aludió en su Balada del niño arquero. Entonces tuve el honor de figurar en su junta directiva, presidida por el laureado poeta don Pedro Pinto de la Rosa. (1998c: 6)
En esta época la lucha de Elfidio se centraba en combatir el regionalismo tanto el literario como el folclórico, ya que consideraba que esa postura era acomodaticia, que alejaba el discurso de los problemas reales de las islas. Este punto de vista le lleva a varios enfrentamientos: el principal con Juan Manuel Trujillo quien no lo incluyó en su planteamiento de la generación del 27 en Canarias, publicada en un manifiesto en la revista de La Rosa de los Vientos. También hay que destacar el que tuvo con el ilustre Miguel Borges Salas, sobre el pensamiento de la generación anterior y posterior.
Se descubre un veinteañero Elfidio que ha localizado en la escritura su vocación y que demuestra sus grandes conocimientos para su corta edad. A través de sus referencias demuestra que las lecturas han formado gran parte de su juventud. Dichos conocimientos le permitieron comprometerse con la disertación sobre don Juan que impartió en el Círculo de Bellas Artes que Eduardo Westerdahl lideraba. Ayudó, para ello, que participara como oyente a conferencias sobre el tema en Madrid. En Hespérides se publicó al respecto que demostró «una cultura poco común por el alarde de erudición que empleó en el tema tratado» (1928a).
Su lucha contra el regionalismo y la inmovilidad que él percibía en la literatura o el resto de artes en las islas, siempre aparecían en sus textos a través de temáticas que dominaba, como la literatura o la música. Tenía una gran pasión por la música y grandes conocimientos adquiridos en su juventud mucho antes de ir a Madrid, que manifiesta con lucidez crítica y comparativa. Sus primeros escritos los acompasó con un lenguaje mordaz y muy directo. Nunca dejó en el tintero sus ideas.
Los asuntos de su generación los vive en primera persona. Sus primeros textos se centran en examinar en la generación predecesora conformista y atada al regionalismo al cual considera un recurso fácil; y a una nueva generación incipiente, embrionaria, en fase de emersión con los recursos precisos para liberarse de los temas anquilosados anteriores y dar una nueva visión a las artes en Canarias, pero principalmente a la literatura. Se incluye en esta segunda, la generación vanguardista. Siempre centrado en las circunstancias de su cotidianidad, utiliza como escusa los acontecimientos en los que se envuelve o le llaman el interés, entre ellos la Exposición de Sevilla, la grabación con carácter publicitario de una película en Tenerife, etc. Ciertamente sobresale por su aptitud crítica y provocadora.
Su reflexión, inteligencia y su talante crítico permean sus artículos que se impregnan de ideas de todo un erudito de una época, así, encontramos:
- Pasó el día de los castillos de marfil. Los castillos han dejado de ser fortalezas aún de la ironía muda para pasar a ilustrar las páginas de la Historia y de las Artes. El hombre no puede ser un madero carcomido a merced de la corriente. Cuando se tiene conciencia de una misión se da señales de vida y no se consiente el equívoco de la impotencia mental. (1929a: 1)
- Parece que la idea de paz nace a continuación de la de guerra, para olvidarse enseguida y queda sepultada en la mente de los utópicos. (1929c: 2)
- Unos y otros se olvidaron de la Historia y la Historia no es cosa que pueda ser olvidada fácilmente. (1929c: 2)
- Parece que la idea de civilización lleva inherente la de guerra y es verdad; porque después de cada cataclismo, la civilización sale más reforzada. (1929c: 2)
- En nuestra civilización, la guerra es lo único que ofrece igualdad de clases.(1929c: 2)
- Las generaciones no son estrictamente, ni viejas ni nuevas; anteriores y posteriores (1929a: 1) ·
- Nuestro porvenir está en lo que se haga. (1928c: 2)
- No es que la labor de una generación le estorbe a la siguiente, sino que ésta nunca es continuación de la anterior. (1927: 1-2)
- Hay que vacunarse en contra de las deducciones arbitrarias fundamentales en un análisis del medio que bien puede ser falso. (1928b: 3)
- No creo que para los jóvenes ni para nadie estén caducos los genios y las genialidades… (1928b: 3)
- Hay que mirar a la historia y a la evolución artística e ideológica del momento. (1929b: 2)
2. Otros caminos… el activismo político
La lucha política se cristaliza en su motivo de ser y hacer. Deja la literatura para jamás volver, y su gusto por el periodismo queda relegado por su designación oculta, la política.
La Tarde capta las impresiones de un joven que vislumbra la necesidad de una transformación en la vida política canaria y nacional. Su principal disputa se concentra en la canaria, donde la renovación parte de la necesidad de un sentido profundo de búsqueda de la identidad canaria. Esta interpelación de definición se debía fraguar en el mundo cultural y la nueva generación de canarios se suma a las propuestas vanguardistas que se existen en el resto del continente europeo.
Los supuestos de Alonso Rodríguez son coherentes al momento donde el localismo o provincialismo como expresión debían ser sustituidos por la libertad como parte de una España conformada por diferentes puntos de vistas nacionales. En el semanario Islas (1931) y el diario Proa (1931-1932) se acogen sus principios y luchas acordes a las ideas republicanas y su instauración.
Hoy (1932-1936)le permite indagar en los entresijos de la política con el ánimo crítico que le caracterizaba, en formato de crónica. Así, sus crónicas telegráficas se tornan en el referente de la novedad procedente de Madrid. Su postura no es objetiva, ya es un republicano convencido y con la ambición de formar parte de sus líderes. Sus aspiraciones no tardaron en cumplirse.
En las elecciones de 1933, con la edad necesaria, se presenta en las filas de Lerroux y las votaciones le conceden un escaño. Cambia su residencia a Madrid y se sumerge en la vida política. Sus obligaciones parlamentarias lo desvían del periodismo que reanuda en el periódico de Torcuato Luca de Tena, Abc de Madrid, tras la incautación producida por el levantamiento y el comienzo de la Guerra Civil. En Abc escribe la columna «La flecha en el blanco», muestra mayor serenidad y una mirada más reflexiva y madura del acontecer, se concibe como parte de la maquinaria política y se siente ganador. Sus opositores se suscriben a los que afines al bando fascista.
Su prioridad es la política y su vida gira entorno a ella. Tras una temporada compatibilizando su quehacer político con el periodismo, una vez más lo relega y minimiza hasta que renuncia la dirección de Abc. Su proyecto político lo define en esta época, a través de los siguientes términos: República, liberalismo, regionalismo y universalismo.
Reconoce que Ortega y Gasset es fundamental en su pensamiento. Sus escritos entrelazan citas de Ortega, Azorín o Kant con la actualidad española. Su preparación e intereses intelectuales permean y se manifiestan a través de sus palabras impresas. Redacta utilizando gran dominio de recursos estilísticos, como la metáfora, la ironía, la comparación y la analogía. Forja su sello estilístico. Sin sentencias lapidarias, pero con un gran nivel crítico describen su ideario. Sobresalen dos ideas: una, sobre la estética y la otra, sobre la mujer y la libertad.
- En España, mientras las ideas vienen y van, las normas artísticas se suceden con su monótono fatalismo y el ritmo del tiempo trae y lleva los sucesos del mundo. (EA, 1930: 1-2)
- Las mujeres de España no bordan una bandera, sino que cada una borda su bandera, que es el símbolo de su libertad. (EA, 1930: 1-2)
3. Un exiliado: “Soy un republicano sin república” (1998, 6 de septiembre)
Elfidio Alonso Rodríguez a sus 34 años en 1939 se convierte en un exiliado. Es el momento más crudo de su existencia. Abandona todo tras de sí, es el momento del inicio en otros rumbos. París, Santo Domingo, México y Venezuela lo cobijan en su deambular en busca de un lugar.
Su entusiasmo político resultó deteriorado. Sus anhelos, no. Durante los primeros dos años fuera de España, en la República Dominicana, se aleja de la política quizás en un intento de olvidar. Su llegada a México entre 1941 y 1952 donde se afincaba un gran número de republicanos españoles le llevó a recobrar el entusiasmo por La República y su defensa, pero con otros ánimos el de los vencidos.
El definitivo desengaño político llegó en 1952. No ve esperanzas. La lucha del gobierno de la República en el exilio se desvanece. Emprende una nueva etapa en su vida, con nuevas ambiciones y otros horizontes: Venezuela.
El análisis de la muestra circunstancial de sus publicaciones en esta época, no posibilita para concretar en una valoración de su contenido, pero sí para confirmar una evolución. Con este inconveniente de evidencias, se pude alegar que en esta etapa existe un retroceso en los artículos centrados en temas políticos, aunque su porcentaje es el primero en comparación con otras temáticas.
La política internacional adquiere protagonismo. Elfidio Alonso mira a lo que acontece en el mundo, y no se fija ni se preocupa a través de sus escritos de localismos prioritarios de años anteriores.
Las cuestiones que acaecen e influyen en el orden mundial son los que más le importan. Su erudición política y su competencia analítica le permiten ocuparse de aspectos internacionales y de política en periódicos como Crítica o El Nacional de Venezuela.
Sobre España no habla, reflexiona y opina sobre asuntos políticos que sucede en los países donde vive, principalmente Francia y Venezuela. Aunque se afianza como crítico político, otros contenidos se convierten en sustanciales de sus escritos como los medios de comunicación, la literatura, el cine y la historia.
Su trabajo como político es desplazado por el de articulista y casi al final de su vida afirma: «Me honro de ser periodista y de haber sido político» (1993: 26). La prueba más fuerte fue la creación de la revista Gente Nuestra. A partir de 1952, sus artículos discurrirán sobre todo en cultura; por ello, otras categorías temáticas aumentan sus porcentajes.
Su estilo periodístico tiene ya seña de identidad. El gran bagaje cultural se acompaña con el juego que le proporciona la ironía y el símil. Es la época de los viajes y del arte, lo que le aporta mayor amplitud de perspectiva en lo que acontece, piensa y escribe.
El género de este período, como en el de las anteriores, es la opinión. Es el carácter en que desarrolla su profesión periodística. En la cabecera La Esfera sus discernimientos se exhiben bajo la denominación «Actualidades», donde publicaba textos breves sobre los acontecimientos del momento.
Durante los más de 30 años que incluyen esta etapa robustecen su pensamiento. Le ha permitido madurar, reflexionar y comparar. Sus reflexiones al final se liberan de la política para ahondar en otros aspectos. Algunas de las ideas que fue plasmando en este periodo se enumeran a continuación a modo de anotaciones:
– La historia es, como la vida, lo que le place hacer al que la escribe. (EA, 1953)
– A mi entender, el mayor descubrimiento que la humanidad ha logrado en concepto de la historia es que le hombre sabe hoy cuándo parte para la guerra de los cien años. (EA, 1954)
– La soledad es…, para mí, revivir. Es también, ir en busca de los recuerdos. (EA, 1955)
– Rasgarse las vestiduras por la carrera armamentista, no da, hoy día, frío ni calor. (1967a)
– La gran industria de matar ha pasado a manos del Estado que con su omnipotencia santifica lo que toca y cobra. (1967a)
– De todos los valores del mundo moderno no hay otro que irrumpa con mayor fuerza real que la idea de nación: ya que el internacionalismo es un mito del siglo XIX. (1967a)
– Ser extranjero en su tierra es un drama que no alcanzan a comprender sino esos otros extranjeros que, andando el tiempo, han perdido todas las cartas de nacionalidad. (1967b)
– En el mundo hay tantas crisis como descontentos. (1967c)
– La pobreza también tiene su jerarquía. (1967d)
– Las causas del sentido bélico de la política en la hora presente hay que buscarlas en la anarquía de nuestra sociedad, que no respeta ninguna norma, carece de todo principio y su adoración es para el hecho consumado. Los gobernantes y los gobernados no parecen obedecer sino a sus caprichos y a sus furores. (1968a)
– Las ciudades actuales no se hacen para el hombre; son para el automóvil. Hemos escogido el vehículo y sacrificamos nuestros gustos a la velocidad. La culpa de ese hecho monstruoso que nos deforma la tienen nuestra civilización, marcada por la lucha cruel del individuo contra la colectividad. (1968c)
– Mirando al mundo de arriba abajo, se desprecia lo divino y humano con cierta altivez, pero cuando por causas ajenas a nosotros mismos estamos obligados a levantar la cabeza para contemplar las cosas de abajo a arriba, la congoja de lo sublime se interpone como un paraban para impedirnos gustar de lo bello. (1968b)
– El pensamiento actual constituye la sociedad a su imagen y semejanza. (1968b)
4. El pensador que vuelve a la isla (1975-2001)
El retorno del exilio se suscribe a tres lugares donde vive que determinan tres etapas: una, desde París; otra, desde Guipúzcoa, y la última, desde Canarias. En los años setenta se ocasiona la primera visita a España después de más de treinta años en el exilio. Sus viajes cada vez son más constantes desde Francia, hasta que en 1980 se instala en Guipúzcoa. Desde 1973 hasta 1978, escribe en el diario El Día de Tenerife con la inestabilidad que caracteriza su obra. Escribe opiniones sobre lo que ocurre en el mundo y en España con una media de seis artículos por año. En 1980, se instala en Guipúzcoa y durante casi diez años no se localizan textos hasta agosto de 1989 cuando colabora en El Día con cierta frecuencia durante tres meses.
El 14 de noviembre de 1989 se publica el primer número de La Gaceta de Canarias, que incluye una colaboración de Alonso, lo cual no agradó al periódico El Día. Ante esta situación, inaugura su colaboración en el nuevo diario, con cuatro artículos al año hasta junio de 1990. Escribe sobre política y de forma progresiva introduce retazos de su vida y de personajes que ha conocido durante su azarosa vida.
En diciembre de 1997, se traslada a La Laguna, Tenerife. Desde ese momento, su producción toma otro cariz. Es asidua y estimulante. Todos los domingos desde 1997 hasta 2001 publica. Primero, en La Gaceta de Canarias hasta noviembre de 1998: «Reflejos en el agua». Luego en Diario de Avisos, en la columna «Acotaciones de ayer y de hoy», los últimos artículos de su obra. La productividad de esta etapa no fue fruto de la casualidad. Escribir a los noventa es la mejor forma de vivir, pero también fueron los únicos remunerados de los periódicos canarios.
Escribe con temáticas intimistas entrelazadas con acontecimientos de actualidad. La vida política, cultural y social de Canarias, de España y del mundo se desmenuzan en sus líneas. Destacan los datos autobiográficos y los personajes de su pasado o su presente. Cualquier acontecimiento de actualidad le llevaba a su pasado para la contextualización del tema principal.
La ironía casi el sarcasmo, el símil y la metáfora son las licencias que definen sus escritos, siempre desde el género de opinión. Es el momento de un pensador. Ha recorrido el mundo, y ha vivido los períodos históricos más importantes de su siglo, los elementos precisos para pensar y mirar desde otros puntos de vista.
Elfidio Alonso lo disfruta desde la experiencia del político y periodista que siempre fue. Es el momento de mayor producción periodística de su vida, deja trocitos de sus vivencias y de su pensamiento, jamás inseparable de sus principios de su juventud.
5. Me precio de haber leído muchísimo más de lo que he escrito (1999c: 6)
Es el propio Elfidio quien reconoce que plasmó poco sobre papel, por lo cual su pensamiento lo fuimos descubriendo a través de su obra periodística. Habló de todo sin tapujos. No solo escribió sobre política, también lo hizo sobre arte, literatura, medios de comunicación, historia, cine, acontecimientos sociales, toros, fútbol o la mujer, entre otros. Expresó cada uno de ellos desde la perspectiva del ahora, lo que sucedía en el momento que los redactaba era la excusa perfecta: una exposición, una película, una corrida de toros, un libro, un programa de televisión, etc.
– Aquí no está bien claro dónde termina el fútbol y empieza la política. (1998b: 6)
– Los periódicos viejos, como los diccionarios, nos hacen entender muchas cosas. (1998c: 6)
– Todo lo que tienda a ir contra las grandes formas del vivir del mundo moderno rayan el fracaso. (1998d: 4)
– La fuerza de la imagen arrolla los razonamientos, falsifica los hechos según se comanden y da una idea inventada de lo que fue. (1998f: 6)
– La inconsciencia racista se produce por la propia inconsciencia de los que la fomentan. (2000: 8)
Plantea que «sin anécdota no hay biografía» (1973) o que «cada uno ve en los acontecimientos aquello que quiere ver o lo que su sensibilidad particular le señala como imperativo categórico» (2001: 8). Se considera reaccionario y con los años, concluyó sobre sí mismo: «continuar en el mismo tono, más que una provocación es un entretenimiento.» (1975). Se incluye en la generación de 1930, no solo porque le tocó vivirla si no porque así lo quiso (2000: 8): «Divinos los años en que la juventud tenía ideales, se comprometía y cantaba la marsellesa.» (1998c: 6)